sábado, 19 de julio de 2014

La rosa olvidada



Una mañana cualquiera
La ventana se llena de soles
De vastos recuerdos
Se volaron las espinas
Las partículas de mugre viejas
El olor a cigarros y bifes
Ahora la rosa no llora
Se viste, se prende a la luz que la acoge
Se embebe en su sabia
Y abre sola, sin prisa
Cada pétalo olvidado.

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