jueves, 17 de julio de 2014

La morada espera


Es un día muerto.
Quizás golpee a tu puerta
la morada de las almas.
Comulgue por última vez
y me detenga en el espacio aquel, de los pájaros.
Dibujándome coletas como de olvidos.
De unos ayeres lejanos, tan de nadies.
Y ahora con mi ser acá en el vacío
en la morada, guardilla de los osos hambrientos
que aguardan mi carne
donde rebosa la sangre acuosa, entre la rosa tibia
que me envistió hace años, ya de mas joven
el que se fue, en unas lunas , otras, no estas.
Estas son únicas y solas… muy solas, blancas impolutas bolas,
sin huecos, sin pan bajo el brazo.
Estoy a la espera lo sé, pero aún no llega la manada que embista mi materia.
Estos dedos no respiran mas las pentagramadas notas, solo
unas palabras que aúllan, como lobos esteparios que
se despiden siempre, que me reclaman siempre
lo que no se darles.

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