Mil veces dude que te
quería
Y en el vacío de la
melancolía
blanca solitaria y fría
solterona de mis mil
amores
tirado al escaparete del
ocaso
al viento huracanado de
mis besos mudos pegados
en las sabanas tapadas
hasta el cielo de mi certeza.
Me desprendo y caigo solo,
a la sombra hambrienta
de unas bocas deshojándome
como margaritas en un te quiero no te quiero.
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