miércoles, 5 de noviembre de 2014

Sueño recortado



Sueño de ayer, ventanal de hoy, cuantas grietas se abren en el inconfundible abismo de la corona.
El despojo aguarda  que se lo arroje a la lumbre de un estambre. Pero la mariposa siempre muere antes.
Pierde la razón a la hora declarada, y una difunta ciega a su hora allegada.
En el aire se entreteje la telaraña en las patas de un olvido, y yo ya no tengo la incongruencia de la razón que hiere a la palabra, tengo mi boca saciada.
Revoloteo a la sombra de un navío.
Parece estar todo muerto acá entre el charco descalzo y la piedra sin zapatos.
Mis ratos son duros y vagan en su inconfundible espacio. Hoy yo soy su desgracia.
Como aquella rueda de paja sin rumbo al paso del viento… es que sueño y sueño este vértice en pedazos, ya sin techo, entre las palomas y con los ojos agrietados a las horas, sobre las migas raras de mis manos, sobre las plumas raras de mis labios, sobre mis días descalzos, sobre todo lo apartado.

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